Trump recibe en la Casa Blanca al presidente salvadoreño Nayib Bukele

Por
Marina Santana
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En una época en la que las alianzas estadounidenses se han visto sometidas a una tensión extrema por las guerras arancelarias y las disputas sobre el gasto militar, un líder se ha ganado firmemente el favor del presidente Donald Trump, Nayib Bukele, de El Salvador, quien está de visita en la Casa Blanca el lunes.

La disposición de Bukele a aceptar a cientos de migrantes que, según la administración Trump, son miembros de pandillas o criminales violentos ha sido fundamental para la ambición del presidente de deportar a un millón de personas indocumentadas antes de que termine el primer año de su segundo mandato.

El secretario de Estado, Marco Rubio, quien anunció el domingo que otros 10 presuntos pandilleros habían sido enviados a El Salvador, escribió en línea que la alianza de Trump y Bukele “se ha convertido en un ejemplo de seguridad y prosperidad en nuestro hemisferio”.

La visita del lunes consolidará la posición de Bukele como uno de los socios extranjeros más cercanos de la nueva administración Trump, que se ha distanciado de algunos aliados tradicionales de Estados Unidos en sus primeros días. Bukele, uno de los líderes más populares de la región, se ha autoproclamado “el dictador más genial del mundo” y el “rey filósofo”, al tiempo que suspende ciertas libertades civiles para perseguir a las pandillas de su país.

Esto le ha valido la ira de organizaciones internacionales de derechos humanos, que denuncian abusos a gran escala en su ofensiva contra la delincuencia. Pero también le ha granjeado popularidad en El Salvador. Bukele, de 43 años, ganó la reelección el año pasado por una amplia mayoría.

Trump ha tomado nota. Llamó a su homólogo “Presidente B” en redes sociales durante el fin de semana y lo elogió por aceptar con generosidad a “algunos de los enemigos extranjeros más violentos del mundo y, en particular, de Estados Unidos”.

“Creo que está haciendo un trabajo fantástico. Está solucionando muchos de nuestros problemas”, declaró Trump a los periodistas a bordo del Air Force One la madrugada del domingo, mientras regresaba de Miami tras ver una pelea de la UFC.