Repite conmigo: «Si eres pobre a nadie le importa tu salud mental»
Según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), en 2023 se registraron 613 suicidios en el país, un aumento respecto a años anteriores. La mayoría de las víctimas fueron hombres, con una proporción tres veces mayor que las mujeres, un patrón que también se observa a nivel mundial.
Pero más allá de la tragedia de las estadísticas, hay otra barrera silenciosa: el costo de la atención.
El alto precio de la salud mental. El acceso a consultas privadas suele ser costoso, mientras que en el sector público la oferta es limitada.
Una consulta psicológica individual puede costar entre RD$2,000 y RD$4,000, y en casos especializados —como terapias de pareja o atención a niños con autismo— los precios oscilan entre RD$5,000 y RD$10,000 por sesión.
En cuanto a los psiquiatras, una cita privada puede costar entre RD$3,000 y RD$5,000, mientras que opciones más económicas rondan los RD$1,500 a RD$2,000. Estos montos, que para algunos resultan razonables, son impagables para la mayoría de los dominicanos, cuyo salario promedio no supera los RD$34,000 mensuales. Además, el tratamiento requiere múltiples consultas, medicación y seguimiento constante, lo que convierte la atención en un lujo más que en un derecho.
La situación se agrava porque el Sistema de Seguridad Social Dominicano no cubre enfermedades mentales, dejando a los pacientes completamente expuestos a los costos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en que los tratamientos psicológicos deben ser el primer paso para atender los trastornos mentales. Sin embargo, en República Dominicana, la red de servicios es débil: muchas veces los centros no contestan teléfonos, no dan citas a tiempo o carecen derecursos básicos.
Aunque las estadísticas y los costos ya evidencian las grandes limitaciones para acceder a una atención digna en salud mental, el panorama se vuelve aún más desolador cuando se trata de buscar ayuda en los centros públicos. Diario del País intentó comunicarse con varios de estos centros, pero la mayoría no respondió las llamadas.
En el Centro de Atención Integral Familias Inteligentes, el Hospital Regional Universitario Dr. Luis Manuel Morillo King, el Hospital Taiwán y el Hospital Dr. Antonio Yapor Heded, las llamadas fueron atendidas, pero al ser transferidas al área de psicología nunca hubo respuesta. En el Hospital Ricardo Limardo, contestaron y colgaron de inmediato. En el Hospital Dr. Toribio Bencosme, la extensión asignada tampoco respondió, mientras que en el Hospital Psiquiátrico Padre Billini aclararon que solo ofrecen consultas a personas con discapacidad previamente diagnosticadas.
La consecuencia es clara…la salud mental de los más pobres rara vez encuentra respuestas en el sistema.