La noche en que Techy se volvió verbo

La noche en que Techy se volvió verbo
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El arte dominicano siempre ha cargado con el complejo de Guacanagarix —esa idea de que todo lo que viene de fuera es mejor que lo nuestro—. En medio de eso, muchos artistas han hecho su camino paso a paso, trazo a trazo, canción a canción, composición a composición.

Y hay algo impresionante en ese arte que resiste: la gente que te sigue, lo hace incondicionalmente.

Techy Fatule, que viene de una familia de músicos, no está exenta de luchar contra ese complejo. Pero tampoco se libra del beneficio de persistir: la gente la canta, la baila y la ríe sin condiciones.

Durante una hora y media no hubo ni un minuto de silencio. El público coreó cada letra mientras Techy, vestida de rojo de pies a cabeza y con una chaqueta que llevaba su nombre bordado en la espalda, dejaba que la música la atravesara.

La nominada al Grammy hace dos cosas con una maestría única: canta para el público que la recibe y lo hace reír. Este show forma parte de su regreso a los escenarios dominicanos después de dos años sin pisarlos.

Dueña absoluta de la noche, presentó un espectáculo ideado y producido por ella misma, con Joaquín Yeara al frente de la producción ejecutiva y Elka Núñez en la artística.

Acompañada de 13 músicos, desplegó un repertorio que transitó con frescura entre baladas, pop, rock y merengues que levantaron al público de sus asientos.

Pero hay algo que no se puede dejar fuera: su sentido del humor. Entre canción y canción, Techy contaba historias de su vida con un tono tan natural que parecía un stand-up comedy de sí misma. Se reía de lo que se ha dicho de ella, y el público reía con ella.

Desde la primera nota de “Te voy a enamorar”, seguida de “Cariñito” y “Todo me gusta de ti”, la sala se desbordó de energía.

—“No me gustaba hacer covers, hasta que hice el primero”— soltó antes de cantar “Gata bajo la lluvia”, canción que dedicó a la comunidad LGBT que le recomendó versionarla.

La banda y la vibra

La banda es la columna vertebral que sostiene la vibe del concierto: 13 músicos que parecen jugar sobre el escenario. Se siente como ese coro de amigos que a las tres de la mañana, después de la fiesta, sigue vacilando en un estacionamiento, sin necesidad de nada más.

Ellos son el coro, ellos son la energía. Y uno solo puede pensar: “Quiero ser parte de ese grupo.”

Mambo violento

Techy se coloca unos lentes negros enormes, de esos que parecen querer ocultar una pop star de los paparazzi, justo antes de iniciar “Hombre Malo”, su más reciente lanzamiento.

Ahí comienza a revelarse su alter ego: una artista sin miedo a explorar ritmos, a reírse de sí misma y del mundo.

El tema mezcla humor con jerga dominicana. Con letra, música y producción suya, nació de un reto que le lanzó el merenguero José Peña Suazo: escribir una canción en un solo tono.

El desafío la llevó a romper sus propias reglas y a crear algo distinto, fresco y divertido.

“Hombre Malo” celebra la dominicanidad en su forma más auténtica y marca un nuevo capítulo en su carrera, donde el humor y la libertad creativa son protagonistas.

“Estoy en una etapa donde ya no tengo miedo de hacer lo que me da la gana. Me siento más segura, y por eso me divierto más. No quiero encasillarme porque escribo según mi estado de ánimo”,

confesó Techy durante el lanzamiento del tema.

Hubo momentos, sin embargo, donde la mezcla de sonido jugó en su contra —desde algunas butacas, los instrumentos parecían tragarse su voz—. Pero ni eso logró opacar la entrega ni la conexión.

Este concierto, incluso para quienes no se consideran fanáticos de Techy, deja un sabor profundamente dominicano.

Ese sabor a producto artesanal, a mezcla imperfecta pero honesta; ese gusto que no sabes describir, pero que reconoces enseguida: es de tu tierra, es de los tuyos.

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